martes, 28 de julio de 2009

El misterio de la ballena azul XIII

Tomé aquella extraña brújula, la cual tenía inscrita las palabras “Alea jacta est” (La suerte está echada) en un color rojo muy vivo justo en el centro, donde además estaba un triángulo amarillo que señalaba ya fuera el norte, sur, este u oeste. Y también otro de color naranja, señalando adelante, atrás, derecha e izquierda. En la parte trasera de la brújula traía la forma de un corazón. No tenía idea de cómo funcionaba. Cuando de pronto mi amiga Elizabeth comenzó a dar brincos impacientemente. “¿Qué ocurre?. Acaso, ¿sabes cómo funciona?” –pregunté un poco agitado. Por las expresiones que hacía, todo parecía indicar que sí, pero, ¿de qué modo podría decirme?. Elizabeth brincó hasta mi mano, para después subir con pasos largos hacía mi brazo hasta llegar a mi oreja derecha, en donde sin más ni menos, se metió dentro de mi oído. Sentí un cosquilleo al principio, convirtiéndose en un dolor agudo, para finalmente quedar sordo, al menos así lo creía, porque no escuchaba nada. “Pss…. ¡Mago!, sé que puedes oírme, así que pon mucha atención, ese aparato que tienes en tus manos no es cualquier cosa, es la brújula del destino. Me fue otorgada por el mismo grillo del que te hablé, en caso de que hayas extraviado el brazalete. Ahora, escúchame bien, en la parte trasera de la brújula viene un corazón, ahí se deberá colocar el dedo cordial para que las mismas pulsaciones sean las que guíen la senda de tu destino, siguiendo el norte o sur quizá el este u oeste, así como también adelante, atrás, izquierda y derecha, dependiendo de lo que está buscando tu corazón en ese momento. El triángulo amarillo al centro parpadeará varias veces así como también el anaranjado, cuando dejen de parpadear ambos, es que lo habrás encontrado. Haz la prueba.” –me explicaba mi amiga desde el fondo de mi oído. Coloqué mi dedo cordial debajo de la brújula, y dejé que las pulsaciones me llevarán a mi destino. La brújula señalaba el norte a la izquierda, luego norte hacia adelante, para después señalar norte a la derecha. Los triángulos dejaron de parpadear. Estaba en el cuarto de baño. La brújula del destino señalaba a la ballena azul. Me quedé perplejo por unos instantes. No sabía que pensar. La ballena me miró de forma entristecida. Dejé a un lado aquella brújula misteriosa, para después tomar al pequeño cetáceo entre mis brazos, para llevarlo a su nueva morada: la piscina que había construido en el patio de mi casa. “¿Qué haces?, tenemos que encontrar el brazalete. ¿O acaso lo tiene la ballena?” –me preguntaba un tanto desesperada Elizabeth, mientras zambullía a la ballena en la piscina. “Sal de mi oído por favor Elizabeth. La ballena no lo tiene. Volverás a la normalidad, pero no de esta forma.” –dije en tono serio. Mi amiga se salió de mi oído, provocándome un zumbido leve que duró un par de minutos. Miré a la ballena. De alguna manera yo sabía que tenía el brazalete. Le había mentido a mi amiga.

3 comentarios:

  1. A VER A VER... CUAL ES EL DEDO CORDIAL :p? HEHEHE... TARDASTE EN PONER ESTA PARTE EH... ASI QUE DATE PRISA PARA LA SIGUIENTE jajajajajaja :p
    ATTE... E. BATHORY

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  2. ¿El dedo cordial?...¿cuál es?...Alukandra...lo de mentir a la amiga no está bien, Je,je

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