viernes, 30 de septiembre de 2011

El misterio de la ballena azul XVII

El globo voló muy lejos hasta convertirse del tamaño de una nuez. Mi corazón pasmado, se detuvo por unos instantes. Un desconcierto se consignaba sobre mi razón ante la pronunciación de aquél nombre. Cuando de pronto, una lágrima corrió por mi mejilla derecha. Extrañas y diversas imágenes se dispersaban por toda mi mente. El rostro difuso de una mujer hacía su aparición constantemente. Me sentía ausente, ajeno, confuso. ¡Kajara! –exclamé en mi interior; el recuerdo de la primera vez que vi a la ballena se trasladó en mi pensamiento. Cerré mis ojos, escuchaba gritos resonar en mi cabeza, sangre, llanto, desesperación. Una nube de recuerdos ocultos se divisaba repentinamente dentro de mi masa encefálica. La niña habló. - Kajara y Dante son amantes. – manifestó con recato, al tiempo que sus ojos despedían una brillantez indescriptible. – ¿Amantes, pequeña Natrushka?... – agregué abriendo los ojos ante tales revelaciones. Me acerque lentamente hacia la ballena. La miré, centrando toda mi atención hacia sus ojos verdes. Todo se volvió silencio, paz, armonía. Un dulce aroma a rosas frescas cubrió el lugar. Mi casa se convirtió en un paradisiaco bosque de ensueño; la ballena, en una hermosa doncella y yo en un diminuto grillo. A lo lejos se observaba un castillo enorme, y unas montañas que dividían el paisaje. Los rayos del sol resplandecían sobre el cabello rojizo de la dama. Su voz musitó con cautela: Gracias. Todo ha terminado.

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